martes, 17 de mayo de 2011

Moebius

Para cualquier testigo con menos de cuatro pares de ojos, pareciera que flotase. La Ciudad Araña pende de hilos invisibles. Sus habitantes los saben, pero no parece afectarles, asumen lo suspensivo de sus vidas.
Viajando en una mosca vertebrada la ví, flotando entre las cuerdas de un harpa tropical. Tiene la forma de un reloj de arena brillante, que se expande sin pausa hacia los extremos, y gira en todas direcciones. Los bordes muestran una trama de hilos azules y destellos que intiman a cerrar los ojos. En el centro hay un octágono hipnótico que permanece inmóvil.
Sus habitantes tienen 8 extremidades repartidas bajo un caparazón líquido. Se desplazan de costado, y mientras cuatro ojos miran hacia delante, los otros 4 vigilan.
Las calles de la ciudad araña son perfectamente rectas y cada 8 brazas se cruzan en un distribuidor de 8 nuevas calles, cada una de ellas da a otro octaedro tridimensional, formando una red dinámica.
Cada 64 medidas se ubica un nido familiar, del que cada 8 semanas, nace una generación de 8 hijos, 4 machos exploradores y 4 hembras tejedoras. Primero parten los machos, hasta llegar al ultimo distribuidor, desde donde abisman sus destinos. Tras el rastro pálido de ellos, marchan las hembras, tejiendo de azul, la trama conectora.
No es posible volver atrás, el mandato vital es alejarse del centro del símbolo infinito.
Si por un error dos hermanos se cruzan en una disyuntiva, la hembra ignora como su hermano se deja caer hacia la nada.

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